El agua es un recurso imprescindible para el desarrollo de la vida, solo el 0,003 % del volumen total del planeta es agua dulce disponible para el hombre; la contaminación, el mal uso, los costos de captación, transporte y potabilización lo convierten en un recurso limitado que debe preservarse. En una ciudad promedio se gasta el 71 % del agua potable en las casas, el 12 % en las industrias, el 15 % en el comercio y el 2 % en servicios, mientras el consumo promedio de una persona es de 150 l/día.
La legislación a nivel mundial está reglamentando su utilización para poder conservarla. Medidas como reuso, tratamiento, regulación, educación, concientización, mantenimiento de redes de trasporte, medición y sistemas tarifarios acordes, pretenden lograr su disponibilidad por mucho tiempo.
En los últimos 30 años, la actividad humana ha tenido efectos negativos sobre el ciclo del agua, debido principalmente a tres causas:
- la modificación de la superficie terrestre,
- la contaminación y
- la sobreexplotación del recurso.
Hoy en día aproximadamente el 20% de la población mundial carece de acceso a agua de calidad, mientras que el 50% no cuenta con un buen sistema de saneamiento.
A estas condiciones naturales se suma el hecho de que la mayor parte de la población y de la actividad económica de nuestro país se concentra en las regiones centro y norte, en donde el agua es más escasa. Hoy día cerca de 12 millones de habitantes carecen todavía de agua potable y 23 millones de alcantarillado. Como se dijo anteriormente los factores humanos forman parte del problema del agua y en México no es la excepción. Cada año se deforestan en nuestro país alrededor de 500 millones de hectáreas de bosques, lo cual provoca que se reduzca la capacidad de infiltración y se acelere la pérdida de suelos.
En México anualmente se utilizan 72 millones de m3 de agua de los cuales el 45% proviene de aguas superficiales y 27% de aguas subterráneas. El 70% del volumen de agua que se suministra a las ciudades proviene del subsuelo con lo que se abastecen aproximadamente 75 millones de personas. En el país se han identificado cerca de 600 acuíferos de los cuales alrededor de 100 se encuentran sobreexplotados. Muchas de las grandes ciudades como San Luis Potosí, Aguascalientes y la Ciudad de México se abastecen de agua que proviene de acuíferos sobreexplotados, lo que pone en riesgo su desarrollo. Alrededor de 100 acuíferos del país están sobreexplotados y el 50% del agua que se utiliza proviene de ellos.
La mayoría de los cuerpos de agua superficial del país reciben descargas de aguas residuales sin tratamiento, ya sea de tipo doméstico, industrial, agrícola o pecuario lo que ha ocasionado grados variables de contaminación. Se considera que de 24 a 49% de los cuerpos de agua superficiales se encuentran en el rango de poco a muy contaminados mientras que sólo el 7% presenta una calidad excelente. El uso que predomina en el país es el agrícola ya que representa el 72% de la extracción. La superficie con infraestructura de riego ha aumentado considerablemente en los últimos años, actualmente es de 6.3 millones de hectáreas lo que coloca al país en el 7° lugar mundial en superficie con infraestructura de riego. Sin embargo, la baja eficiencia en los sistemas de conducción, distribución y aplicación del agua genera grandes pérdidas, lo que incrementa los costos de producción. A pesar de que el volumen de agua destinado a la industria es proporcionalmente menor (6 Km3 al año) su importancia se debe a la cantidad y diversidad de contaminantes que descargan ciertas industrias. El 86% de las extracciones de agua la realizan 7 ramas que incluyen las industrias azucarera, química, petróleo, petroquímica, celulosa y papel, hierro y acero, textil y alimentos y bebidas, y de éstas la industria azucarera es la que mayores volúmenes de aguas residuales descarga.
El rápido crecimiento de la ciudad en los últimos años se ha caracterizado tanto por la expansión de áreas urbanas y residenciales planeadas como por las invasiones ilegales de tierra y los asentamientos no planificados en las áreas periféricas, que al paso del tiempo reciben servicios urbanos que incluyen el abastecimiento de agua.
Garantizar el abasto de agua para una población de más de 18 millones de habitantes en continuo crecimiento y una industria en expansión resulta cada día más difícil. El caudal de agua que se suministra a la zona metropolitana es de 62 m3 por segundo. El 71% de éste se obtiene de los mantos acuíferos del Valle sobre los que está asentada la ciudad. El 26.5% llega a nosotros a través de grandes acueductos desde el acuífero del Valle del Lerma a 60 Km. de la ciudad y del sistema Cutzamala a 127 Km. de distancia, y el 2.5 % restante proviene de las pocas fuentes superficiales que aún quedan en la cuenca de México.
El Sistema Lerma-Cutzamala ubicado en el Estado de México, en el Valle de Toluca, es una de las infraestructuras hidráulicas más grandes, complejas y costosas del mundo. El agua es captada por 267 pozos profundos que alimentan a acueductos que conducen el líquido hacia un túnel que cruza la Sierra de las Cruces para introducir el agua al Valle de México. Para poder dotar de agua a las partes altas de la Ciudad el agua tiene que ser bombeada por 102 plantas que incrementan la presión en la red. Importar agua de regiones tan alejadas y elevarla hasta la altura de la ciudad tiene altos costos tanto económicos como sociales, políticos y ambientales.
Actualmente, el volumen de agua que se extrae de los acuíferos es mucho mayor que la que se recupera naturalmente. La expansión de la mancha urbana ha provocado la reducción de las áreas naturales de infiltración que alimentan el acuífero. Cada segundo se extraen del subsuelo 45 m3, mientras que se reponen naturalmente tan solo 25. Este desequilibrio ha ocasionado la deshidratación y compactación de las arcillas que cubren el Valle y el asentamiento o hundimiento del terreno el cual va de 6 hasta 30 cm al año en zonas como Xochimilco, Tláhuac, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chalco. El hundimiento ha provocado debilitamiento de los cimientos de las construcciones, la inestabilidad de la red de drenaje y agua potable, la dislocación de tuberías, la modificación de las principales estructuras de desalojo y fugas en las redes de drenaje y agua potable.
Aunque el consumo promedio de agua por persona en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México es de 300 litros diarios, uno de los más elevados del mundo, existen diferencias considerables entre las distintas colonias de la ciudad: en las zonas de nivel económico alto el consumo puede ser de hasta 600 litros de agua por habitante al día, mientras que en otras zonas el consumo es de apenas 20 litros, mismos que son surtidos por medio de carros tanque con un costo muy alto para el consumidor. El consumo de agua por habitante en la Ciudad de México es muy desigual, mientras que en algunas zonas es tan bajo como 20 litros por día en otras los consumidores pueden llegar a usar hasta 600 litros por día disponibilidad, consumo de agua y tratamiento de aguas residuales en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
El agua que llega a la ciudad se potabiliza y se almacena para distribuirse posteriormente a los hogares, comercios e industrias a través de la red de distribución. Se estima que 43% del agua de la ciudad se pierde debido a constantes fugas en el sistema hidráulico.
El costo actual del agua está muy por debajo de su costo efectivo que es de entre 7 y 10 pesos por m3. Esto ha dado lugar a que los ciudadanos no valoremos el recurso y hagamos un uso irracional del mismo. Esto trae como consecuencia la falta de recursos para mantenimiento y nuevos proyectos. Se estima que en los próximos años las necesidades de agua aumentarán y se requerirá de un mínimo de 19 m3/seg adicionales para abastecer a su nueva población, sin embargo, de continuar la sobreexplotación de los mantos acuíferos, se afectará aún más la calidad y cantidad del agua subterránea, se aumentarán los problemas de compactación del suelo y además de que se presentarán problemas de tipo económico y social para la población.
Finalmente, existe una grave crisis de los recursos de agua tanto a nivel internacional como en nuestro país. Con el fin de garantizar la disponibilidad de agua para las futuras generaciones es fundamental comprender la naturaleza compleja del problema y reconocer la importancia de un enfoque integrado del manejo del recurso considerando tanto los aspectos sociales como los económicos, políticos, legales, ecológicos y culturales del problema e incorporando una visión de largo plazo.
- Fomentar la participación del sector privado en el abasto, saneamiento y distribución del agua.
- Aplicar tarifas justas para que los organismos operadores sean económicamente autosuficientes.
- Incrementar los volúmenes de agua que reciben tratamiento secundario tanto para su uso en riego, actividades recreativas como antes de descargarla en cuerpos de agua.
- Incentivar la inversión en tecnología para el manejo sustentable del agua.
- Mantener un balance entre la extracción y la recarga de los acuíferos
- Conservar los bosques y áreas verdes
- Reparar y mantener los sistemas de distribución con el fin de eliminar las fugas.
- Elevar la eficiencia de uso mediante tecnología de punta.
- Aprovechar al máximo los caudales de aguas residuales previo tratamiento.
- Desarrollar sistemas de captación de aguas pluviales que permita su separación de los volúmenes del drenaje.
- Desarrollar una cultura de ahorro de agua entre la población que valore este recurso en lo social, medio ambiental y cultural.
Fuentes: UNESCO
Bibliografía consultada:
— Guerrero, M. (1999) El Agua en La Ciencia para Todos. N° 102. Fondo de Cultura Económica. México.
— Céspedes (2000) El Desafío del Agua en la Ciudad de México. CESPEDES, Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción. México.
— Academia de la Investigación Científica, Academia Nacional de Ingeniería, Academia Nacional de Medicina (1995) El Agua y la Ciudad de México. México.
— Comisión Nacional del Agua (2001) Compendio Básico del Agua en México.
— Comisión Nacional del Agua (2000) El Agua en México: Retos y Avances
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