miércoles, 13 de abril de 2011 |
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¿Qué son las Plantas y Hongos Alucinógenos?
Las plantas y hongos alucinógenos son aquellas cuyos principios activos tienen la propiedad de distorsionar la percepción, produciendo alucinaciones (de ahí la denominación de “alucinógenos”).
Una enorme variedad de plantas y hongos alucinógenos ha venido siendo utilizada por diferentes tribus y civilizaciones desde tiempos ancestrales. Muchas de ellas siguen siendo utilizadas en las actualidad por los sucesores de estas culturas como un medio de adivinación visionaria y un medio para acceder al mundo espiritual de los Dioses. Entre estas plantas encontramos a la Amanita Muscaria, el Peyote, la Ayahuasca, y a la Datura Brugmancia (Floripón), entre muchísimas otras.
La Amanita Muscaria es un hongo que crece en Siberia y el noreste de Asia. Fue utilizado con fines rituales curativos por los shamanes de estas regiones. La fuente de sus propiedades alucinógenas es el “muscimole” un compuesto químico cuya concentración aumenta con el secado del hongo.
Los hongos psicoactivos de la familia de los psilocibes contienen la sustancia alucinógena llamada psilocibina. Estos y otros hongos eran alucinógenos sagrados entre los Aztecas de México en la época de la invasión española alrededor del año 1500. Los hongos psilocibes pueden ser comidos al natural o consumidos en forma de té. Pueden ser también ingeridos luego de un proceso de secado. El hongo Cogumelo pertenece a esta familia. Es conocido también como “hongo de la bosta”.
Distinguir los hongos alucinógenos de aquellos que son venenosos es una tarea que puede llegar a ser muy compleja. Ella puede requerir una consulta en textos botánicos e incluso un cierto conocimiento en taxonomía de los hongos.
Como ya dijimos, todas estas plantas y hongos alucinógenos se consumen por vía oral, ya sea a través de la ingestión de infusiones hechas con las raíces o flores de las plantas o a través de la ingestión de los hongos secos, al natural o en forma de te.
Los efectos de las plantas y hongos alucinógenos (y de todas las drogas, tanto legales como ilegales) dependen de la interrelación de los siguientes factores :
- las características de la sustancia y la forma en que la consumas
- tus características personales: personalidad, peso, edad, estado de salud y de ánimo, así como tu experiencia pasada como consumidor de la droga en cuestión
- las circunstancias en las cuales consumís la droga: (compañía, lugar, legalidad)
Podés encontrar mayor información en el “Modelo Interactivo”
Como su nombre lo indica, las plantas y hongos alucinógenos generan alucinaciones, por lo cual sus efectos pueden ser , en cierta forma, comparables a los del LSD, aunque con algunas características diferenciales.
Los efectos dependerán – además de todos los factores ya mencionados para las otras drogas- de la potencia de las plantas u hongos consumidos, así como de su forma de preparación.
Éstas sustancias provocan en general sensaciones de euforia, hilaridad y signos fisiológicos como el aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea y del tamaño de la pupila ocular. Los efectos aparecen en forma más temprana que los del LSD, alrededor de media hora después de haberlas consumido, y tienen una duración menor: de 4 a 9 horas.
Cuando se consumen dosis bajas predominan la euforia y las sensaciones de despersonalización. Dosis mas altas dan lugar a distorsiones perceptivas, seudo alucinaciones y alucinaciones de color y movimiento.
Los episodios de consumo de algunas de estas drogas como el Floripón están caracterizados por la posterior amnesia. El consumidor no recuerda nada del episodio vivido.
En general estas sustancias son consumidas con muy poca frecuencia, ya que la sensibilidad total y “normal” se recupera recién luego de varios días de haber consumido estas drogas.
Estas plantas y hongos no generan dependencia física.
Aunque sensaciones de náusea y dolores estomacales ocurren con frecuencia tras la ingestión de estas sustancias, los posibles riesgos asociados al consumo de estas drogas son similares a los del LSD, es decir, son psicológicos más que físicos.
Entre las posibles riesgos que entraña su consumo está la posibilidad de experimentar reacciones desagradables como reacciones de ansiedad, conocidas como “mal viaje”. Los síntomas mas frecuentes incluyen alucinaciones atemorizantes, ansiedad desmesurada, confusión y agresión en algunos casos.
No obstante, estos efectos generalmente no van más allá de hacerle pasar al usuario un mal momento.
También en algunas personas el consumo de estas drogas podría llegar a intensificar o exacerbar trastornos psicológicos subyacentes. Así, personas con tendencias suicidas deberían evitar su uso.
No existe un riesgo de sobredosis física, si bien pueden ocurrir reacciones adversas si el consumidor usa una dosis mayor de la que psicológicamente puede manejar.